La
Asociación Los Pedroches por la República se ha puesto en contacto con las
instituciones para preparar un homenaje para quien es un coloso luchador por
las libertades y contra el franquismo y el nazismo
El pasado 21 de abril cumplía 101 años Juan Romero Romero, el último superviviente del campo de concentración de Mauthausen, nacido en Torrecampo en 1919. Vive en Aÿ, Francia, con su familia.
Juan tenía 17 años
cuando comenzó la Guerra Civil española. Perteneció a la 33 Brigada del V
Cuerpo Ejército. Luchó en las batallas de Guadarrama, Brunete, Guadalajara,
Teruel y El Ebro, donde resultó herido y, tras recuperarse en un hospital,
regresó con su brigada. Tras la caída de Cataluña, en febrero de 1939,
atraviesa la frontera francesa por Puigcerdá.
Confinado por las
autoridades francesas en el campo de concentración de Vernet d’Ariège, se
alista en la Legión Extranjera en abril de 1939 para seguir combatiendo al
fascismo en la guerra que estaba a punto de estallar. Cuando un año después
Alemania invade Francia, Juan es hecho prisionero, junto a un importante número
de republicanos españoles, y trasladado al campo de concentración de Stalag
III-A y de allí a Mauthausen.
Su primer trabajo allí
fue en una cantera y, posteriormente, en un comando exterior, formado por
españoles, construyendo una carretera, donde resultó herido cargando vagonetas.
Consiguió recuperarse gracias a la ayuda de un compañero y así le llegó la
oportunidad de entrar en un grupo de trabajo mejor: el comando de la
desinfección. Su misión consistía en recoger las ropas de los presos que
llegaban al campo y llevarlas al edificio de la desinfección y de allí a la
lavandería. Este nuevo trabajo se convirtió en su salvación, ya que solía
encontrar algo de comida en los bolsillos de los recién llegados, que se
repartían entre los doce que formaban el grupo. Aquí permanecería tres años
hasta la liberación del campo.
Debido a su trabajo,
veía a todos los grupos de prisioneros que llegaban a Mauthausen. Durante los
últimos meses de la guerra entraron miles de ellos, evacuados de otros campos
como Auschwitz. Cuenta que, “si había grupos que llegaban y en vez de ir a las
duchas se quedaban fuera, malo… esos iban directamente a la cámara de gas. Juan
tiene un recuerdo que, más de 70 años después, aún le atormenta: “Un día llegó
al campo un grupo. Había hombres, mujeres y niños muy chicos. Eran 30 o 40.
Nosotros estábamos para salir; esperamos a que entraran. Pasaron delante de
nosotros y una niña pequeña me sonrió…, la pequeñita, la pobre, ignorante no
sabía que iba directa a la cámara de gas. Eso me hizo mucho daño. Vi muchos
grupos, pero aquella niña que me echó una sonrisa… aún ahora, por las noches,
me acuerdo de ella.
Juan todavía no se cree
que saliera vivo de allí. En su cautiverio contempló muchas atrocidades. Tras
la liberación del campo fue repatriado a Francia. Se instaló en Ay, junto a una
veintena de deportados. Allí conoció a su mujer y rehízo su vida. Se casaron en
1947 y tuvieron cuatro hijos. Trabajó durante treinta años en un viñedo y una
bodega. “A España no podía volver por haber hecho la guerra contra Franco.
Regresé por primera vez en el 60, cuando tuve la nacionalidad francesa y fui a
Barcelona a ver a mi familia”.
En mayo de 1958, en el
cementerio Père-Lachaise de París, asistió a la inauguración del monumento a
las víctimas de Mauthausen: una larga escalera por la que sube un deportado
cargado con una gran piedra a sus espaldas. No ha querido regresar al campo de
concentración. Demasiados malos recuerdos. Fue condecorado con la Legión de
Honor francesa en 2016.
A pesar de este
impresionante currículum, apenas ha tenido reconocimientos en su país. Para
intentar saldar, en la medida de lo posible, la deuda que esta tierra y la
historia tienen con él, la Asociación
Los Pedroches por la República en colaboración con otras instituciones, están
organizando un homenaje a este infatigable luchador por las libertades.
Un grupo de prisioneros de Mauthausen era obligado por los SS a recoger
las ropas y las pertenencias de los nuevos internos. Ellos fueron
testigos de la llegada masiva de deportados que eran conducidos,
directamente, a la cámara de gas. El cordobés Juan Romero fue uno de
esos trabajadores del llamado kommando de la desinfección.
Fuente: http://deportados.es/