El pasado 31 de octubre, el mismo día que Leonor de Borbón juraba ante las Cortes Generales como “heredera” de la jefatura de Estado, se hizo público un manifiesto titulado “Felipe VI… ¡10 años bastan!”, firmado inicialmente por personas del mundo de la cultura, la enseñanza y otros sectores laborales. Ya lo han firmado varios miles más y cientos de colectivos, entre los que se encuentran partidos políticos, sindicatos y movimientos sociales.
El manifiesto rechaza la monarquía como institución medieval, caduca y corrupta, incompatible con una democracia plena. “La monarquía representa la corrupción sistemática no como un caso aislado, sino como la característica que ha definido la relación histórica de la Casa de los Borbones con el Estado”, dice textualmente. Dicho manifiesto defiende la República como forma de estado democrático, el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Ahora, el poder monárquico no solo es el rey, lo es también esa minoría privilegiada que manda sin presentarse a las elecciones, que se atrinchera en los aparatos del Estado y en los consejos de administración de las grandes empresas y que no acepta la soberanía popular. Consejos de administración de empresas y aparatos judiciales que mandan más que los gobiernos de turno.
Es por eso que se convoca la movilización republicana el próximo domingo 16 de junio, como decía en sus versos el sabio Gabriel Celaya y cantara el gran Paco Ibañez: “A la calle que ya es hora de pasearnos a cuerpo…” para anunciar que ante la decadencia de la monarquía abrirá paso a la república del siglo XXI. Una república que tiene que venir de la mano de la clase trabajadora, la que tiene que ser gran protagonista de esta gran manifestación estatal unitaria del día 16. Por la república, por la democracia, para construir un país nuevo.
Han pasado diez años desde la proclamación como rey de Felipe de Borbón y en nada ha mejorado la monarquía española, más bien al contrario. Continúa al servicio de una minoría de privilegiados; se muestra distante con las necesidades y reivindicaciones de la clase trabajadora; no ha aportado nada a la democracia y sigue ligada los sectores más reaccionarios, haciendo caso omiso a los problemas territoriales desde una posición centralista.
En definitiva se trata de continuar con es una institución medieval, corrupta, no democrática y al servicio de la oligarquía o de construir una democracia plena y un sistema económico y social al servicio de la mayoría trabajadora. Todas y todos tenemos la palabra. En nosotras y nosotros está la acción. Es por ello que el 16 de junio nos vemos en las calles de Madrid, por la democracia, por la Tercera República.
¡Salud y República!